4.4.17

Mástil



Nuestros artistas se ven finalmente mejor recompensados por sus fatigas. Colgados por la cintura a una cuerda fijada a un mástil y después empujados con fuerza contra una pared blanca sobre la que se aplastan y rebotan una, dos, tres veces, los artistas ensangrentados ejecutan allí, tanto con sus tripas como con su cabeza, unos frescos que no nos dejan indiferentes. Pero tampoco es que nos hagan saltar las lágrimas.

Éric Chevillard
Caer

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