8.4.17

Espantajo



A despecho de nuestros muros, siempre demasiado bajos, el espantajo clavado en el centro de la isla sigue siendo visible desde todas partes. Un escalofrío recorre nuestras espaldas cada vez que la mirada lo sorprende: instintivamente, retrocedemos hacia Caer. Yoakam nos recoge Su barba es la blanca llama surgida del magro tronco de sus huesos para guiarnos como un farol. Tendemos a ella nuestras manos azuladas y la sangre, cuajada por el miedo y el frío, vuelve a ser el largo río impasible al que confiamos nuestras vidas.

Éric Chevillard
Caer

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