4.4.16

Nieva



Cae la nieve, cae la nieve.
A las blancas estrellitas en la tormenta
se inclinaban las flores del geranio
desde el marco de la ventana.

Cae la nieve y todo se perturba,
todo se echa a volar,
los peldaños de la negra escalera,
el recodo de la encrucijada.

Cae la nieve, cae la nieve.
Como si no cayesen copos,
sino que, sobre un remendado mantel,
descendiese a la tierra la bóveda del cielo.

Como si con aspecto excéntrico,
desde el rellano alto,
a hurtadillas, jugando al escondite,
descendiese el cielo desde el desván.

Porque la vida no espera.
Un instante, y he aquí la Nochebuena;
luego, sólo un breve intervalo,
miras, y ha llegado el nuevo año.

Cae la nieve espesa, espesa,
y a compás con ella, sobre sus huellas,
al mismo ritmo, con igual indolencia
o con la misma rapidez,
¿es acaso el tiempo que pasa?

¿Acaso se suceden uno tras otro
los años, como cae la nieve,
o como las palabras de un poema?

Cae la nieve, cae la nieve,
cae la nieve, y todo se derrumba,
el peatón blanqueado,
las plantas atónitas,
el recodo de una encrucijada.

Nieva, Boris L. Pasternak